José Figueres: «Ya no soy capaz de imaginar un mundo sin la literatura y los viajes»
Publicado: domingo, 25 agosto, 2019
En el Museo de Bellas Artes de Asturias (situado en Oviedo) expone el cuadro Campesinos de Gandía, de Hermen Anglada-Camarasa, germen de los Ballets Rusos de Serguéi Pávlovich Diáguilev. La magnanimidad de la obra sólo se puede definir con este gajo dulce de un poema de Miquel Martí i Pol: «És un sol de palla trenada collit al fons d’un pou al punt de mitja tarda». El siguiente entrevistado también es fruto de su tierra revuelta a las influencias de sus viajes. Formulando eso pienso quién podría decir de sí mismo que no es mestizaje…
José Figueres Seco de Herrera, vecino de Guardamar de la Safor, escritor e integrador social. IV Premio Nacional Círculo Rojo de las Letras, Almería, 2018 con el libro Desperté en la Habana, relatos, y I Premio en el Certamen de Cuentos Cortos Historias Efímeras de ASAEM, Gandia, 2.017 por el cuento La colla de Nelson.
Eres IV Premio Nacional Círculo Rojo de las Letras por el libro de relatos Deperté en la Habana. ¿Realmente despertaste en La Habana?
La Habana fue un punto de inflexión muy grande en mi vida, el punto final de una travesía que me llevó a vagar por aquella mayúscula América medio año con una mochila en la espalda, solo, conmigo mismo. Fue un viaje exterior, sin embargo, también interior, donde cada día iba anotando en un cuaderno todo lo que vivía, porque nos hacemos de lo que en vivir nos pasa. Algunos años después, cuando fui capaz de digerir todo lo que había cambiado en mí, reorganicé todos aquellos cuadernos y nació Desperté en la Habana, un libro de notas de viaje que cuenta esa otra historia de los pueblos latinoamericanos, esa que nos deberían de contar en la escuela pero no nos cuentan.
«Quería, mediante la magia de las letras, que un trocito de Montevideo, de Cuzco, de Quito, de La Habana, de Oporto, de Amsterdam, de Roma, de Estambul, de Marrakech… vivieron por siempre en mí. Y viven. Y vivirán». Estas palabras son tus; sin duda, tienes alma de viajero.
Sí. Para mí viajar es como respirar. Y leer también. Me han hecho tanto bien la literatura y los viajes, les debo tanto, que ya no soy capaz de imaginar un mundo sin ellos. Hoy, soy quien soy, por todo lo que he leído y viajado.
La Asociación de la Safor de Ayuda a Enfermos Mentales (ASAEM) condecoró tu cuento La colla de Nelson con el Primer Premio en el I Certamen Literario de Cuentos Cortos de ASAEM Historias Efímeras, 2017. ¿Cómo ayuda tu libro a este colectivo?
Más que el colectivo, cuando creé el texto, pensé en la sociedad. No tengo experiencia con el colectivo de personas con problemas de salud mental, pero sí con otros colectivos que sufren el mismo grado de exclusión social, como son las personas con diversidad funcional y los menores extranjeros no acompañados. Ambos colectivos sufren la estigmatización del conjunto de la sociedad, esto es una realidad patente que nadie puede negar, sólo nos tenemos que fijar en el modelo educativo: existen escuelas para menores con necesidades especiales y centros para menores extranjeros no acompañados, pero no hay un modelo integrador, es decir, no hay escuelas donde se eduque desde la diversidad. Esto es extrapolable a cualquier otro colectivo que sufre la estigmatización de la sociedad. Hay que prestar mucha sensibilización con este tema, yo elegí la literatura para hacerlo, para intentar construir un mundo mejor, desde la base, la niñez.
Océano de sueños es el título de tu próximo trabajo, un poemario, ¿por qué? ¿Y cuando saldrá a la venta?
Cuando publiqué Desperté en la Habana mucha gente me preguntó si había edición en valenciano, o si pensaba traducirlo para leerlo en la lengua propia, de ahí nace la idea de este nuevo original. Océano de sueños es una recopilación de cuarenta poemas libres, nada técnico lingüísticamente hablando, porque mi formación es autodidacta. Es una literatura vivencial, que emana de bien dentro, inspirada en aquella travesía que tanto me cambió. No sé cuando saldrá a la venta, ni cómo. Hoy, desgraciadamente, la manera que tenemos los autores de publicar es mediante dos vías: los certámenes literarios y las pequeñas editoriales que publican en valenciano. Veremos si hay suerte. Otra opción viable es la autoedición.
Como miembro de la Sociedad Literaria Saforíssims, ¿qué puedes contarnos de este grupo?
De momento poco. Tan sólo hace algunos meses que soy miembro. Son personas que aman la literatura, la creación literaria, la practican y la fomentan cada día y desde hace algunos años están intentando organizarse para crear un gremio de escritores y de escritoras para defender sus intereses -en cualquier ámbito -. El oficio de escritor, como tal, no da para vivir, de hecho, no da para nada, al menos, si escribes en la lengua propia. No obstante, nunca se ha dejado de escribir en valenciano, toda esta gente son un claro ejemplo de dignidad, de sentimiento, de pueblo. Decía el Marc Granell, uno de los poetas de la generación de la crisis, en los años 70, que los poetas son los seres más imprescindiblemente inútiles de la tierra. Quizás piense igual de este grupo Saforíssims del que ya me siento parte.
Para concluir, ¿participarás el próximo año el Festival Muéstrate Gandia multidisciplinar?
Imagino que me preguntas si voy a participar en la categoría de la creación literaria, la de relatos cortos. Quizás. El año pasado estuve muy presente en Mostra’t. Una fotografía que nos hizo mi mujer a mi cuñada y mi fue galardonada con el premio del público a la mejor fotografía. El asunto, lo que importa, es que festivales de este tipo, iniciativas para visibilizar y reivindicar la diversidad en cualquier ámbito de la sociedad, siguen estando muy presentes en el panorama cultural valenciano.
